lunes, junio 26, 2006

SALIR DEL CLOSET

Your son is gay

Una forma muy particular de decirle a tus papas que eres gay. Jajaja esta con madre!!

miércoles, junio 14, 2006

LA SALIDA FACIL

El siguiente es un fragmento sacado de un articulo donde promocionan a Jesus como si fuera un detergente, no estoy en contra de la religión, pero si de que se convierta en producto de un infomercial, es un peligro en especial para aquellos que se dejan influenciar facilmente:


El estrés. Ante el tránsito infernal, el vivir corriendo contra el reloj, los problemas financieros, y las frustraciones que nos sumen en el estrés, la solución es desarrollar una vida equilibrada. Pero ¿qué entendemos por una vida equilibrada? Sabemos que el hombre es un todo compuesto de los aspectos físico, mental, social y espiritual. Pues bien, una vida equilibrada se compone, precisamente, del desarrollo armonioso de esos cuatro aspectos. En la Biblia, la Palabra de Dios, hallaremos los consejos que nos liberarán del estrés, comprobando que Jesús es la única salida.

Problemas económicos. Es una terrible paradoja que en esta época tan abundante en riquezas, haya tanta gente que no logra lo suficiente para subsistir. La solución para los problemas económicos pasa por la organización de las finanzas personales en base a un presupuesto. La felicidad es el equilibrio entre nuestras ambiciones y nuestras posibilidades. La Biblia también nos enseña a lograrlo, indicándonos que Jesús es la única salida.

La muerte es otro motivo de preocupación para todos nosotros. Cuando la muerte llega ¿qué se puede hacer?. Ante la desesperación que embarga al hombre, Jesús asumió una actitud distinta frente a la muerte (S. Juan 5:28,29). La muerte es un sueño profundo, sin gloria, sin tormentos, sin conciencia del tiempo, pero el Señor dijo "Yo soy la resurrección y la vida, el que en mí cree, aunque esté muerto vivirá" (S. Juan 11:25). Sí, la Biblia nos dice que ante la muerte, Jesús es la única salida.


Chequen en particular la frase "la unica salida" bien subliminal, ahora limpiar las manchas de los pecados será muy facil, lo aplicas una vez enjuagas y ya esta, listoooooo!!!!!!


Fuente: Sitio de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en la ciudad de Rafaela

domingo, junio 11, 2006

Y EN LOS MEXICANOS SERA IGUAL?

Las maravillas de la estadistica

viernes, junio 09, 2006

DIOS QUE?

Un poema de Susana Thenón, que me gustó mucho y ahi se los dejo:

Dios nos ayude o Dios no nos ayude
o nos ayude a medias
o nos haga creer que nos ayuda
y después mande decir que está ocupado
o nos ayude oblicuamente
con un piadoso "ayúdate a ti mismo"
o nos acune en brazos canturreando que vamos a cobrar
si no dormimos inmediatamente
o nos susurre que hoy estamos y mañana ay también
o nos cuente la historia de la mejilla
la del prójimo y la del leproso
y la del muchacho lunático y la del mudo que habla
o se coloque los auriculares
o nos sacuda fuerte rugiendo que vamos a cobrar
si nos despertamos inmediatamente o nos haga el test del árbol
o nos lleve al zoológico a mirar
cómo nosotros nos miramos
o nos señale un viejo tren sobre un fantasma de puente
apuntalado por carteles de pañal descartable
dios nos ayude o no o a medias
o renqueando
dios nos
dios qué
o más o menos
o tampoco

Susana Thénon; Obra completa, 1987

DISCURSO DE ARISTÓFANES

Este discurso lo consideraria uno de los primeros ensayos sobre orientación sexual e identidad de género, esta largo pero esta chido haber quien se atreve a leerlo completo.

Es preciso que conozcáis la naturaleza humana y las modificaciones que ha sufrido, ya que nuestra antigua naturaleza no era la misma de ahora, sino diferente.

En primer lugar, tres eran los sexos de las personas, no dos, como ahora, masculino y femenino, sino que había, además, un tercero que participaba de estos dos, cuyo nombre sobrevive todavía, aunque él mismo ha desaparecido.
El andrógino, en efecto, era entonces una sola cosa en cuanto a forma y nombre, que participaba de uno y de otro, de lo masculino y de lo femenino, pero que ahora no es sino un nombre que yace en la ignominia.

En segundo lugar, la forma de cada persona era redonda en su totalidad, con la espalda y los costados en forma de círculo. Tenía cuatro manos, mismo número de pies que de manos y dos rostros perfectamente iguales sobre un cuello circular. Y sobre estos dos rostros, situados en direcciones opuestas, una sola cabeza, y además cuatro orejas, dos órganos sexuales, y todo lo demás como uno puede imaginarse a tenor de lo dicho. Caminaba también recto como ahora, en cualquiera de las dos direcciones que quisiera; pero cada vez que se lanzaba a correr velozmente, al igual que ahora los acróbatas dan volteretas circulares haciendo girar las piernas hasta la posición vertical, se movía en círculo rápidamente apoyándose en sus miembros que entonces eran ocho.

Eran tres los sexos, y de esas características, porque lo masculino era originariamente descendiente del sol, lo femenino de la tierra y lo que participaba de ambos, de la luna, pues también la luna participa de uno y de otro. Precisamente eran circulares ellos mismos y su marcha, por ser similares a sus progenitores. Eran también extraordinarios en fuerza y vigor y tenían un inmenso orgullo, hasta el punto de que conspiraron contra los dioses.

Y lo que dice Homero de Esfialtes y de Otto se dice también de ellos; que intentaron subir hasta el cielo para atacar a los dioses. Entonces, Zeus y los demás dioses deliberaban sobre qué debían hacer con ellos y no encontraban solución. Porque, ni podían matarlos y exterminar su linaje, fulminándolos con el rayo como a los gigantes, pues entonces se les habrían esfumado también los honores y sacrificios que recibían de parte de los hombres, ni podían permitirles tampoco seguir siendo insolentes.

Tras pensarlo detenidamente dijo, al fin, Zeus: «Me parece que tengo el medio de cómo podrían seguir existiendo los hombres y, a la vez, cesar de su desenfreno haciéndolos más débiles. Ahora mismo, dijo, los cortaré en dos mitades a cada uno y de esta forma serán a la vez más débiles y más útiles para nosotros por ser más numerosos. Andarán rectos sobre dos piernas y si nos parece que todavía perduran en su insolencia y no quieren permanecer tranquilos, de nuevo, dijo, los cortaré en dos mitades, de modo que caminarán dando saltos sobre una sola pierna».

Dicho esto, cortaba a cada individuo en dos mitades, como los que cortan las serbas y las ponen en conserva, o como los que cortan los huevos con crines. Y al que iba cortando ordenaba a Apolo que volviera su rostro y la mitad del cuello en dirección del corte, para que el hombre, al ver su propia división, se hiciera más moderado, ordenándole también curar lo demás. Entonces, Apolo volvía el rostro y, juntando la piel de todas partes en lo que ahora se llama vientre, como bolsas cerradas con cordel, lo ataba haciendo un agujero en medio del vientre, lo que llaman precisamente ombligo. […]

Así, pues, una vez que fue seccionada en dos la forma original, añorando cada uno su propia mitad se juntaba con ella y rodeándose con las manos y entrelazándose unos con otros, deseosos de unirse en una sola naturaleza, morían de hambre y de absoluta inacción, por no querer hacer nada separados unos de otros. Y cada vez que moría una de las mitades y quedaba la otra, la que quedaba buscaba otra y se enlazaba con ella, ya se tropezara con la mitad de una mujer entera, lo que ahora precisamente llamamos mujer, ya con la de un hombre, y así seguían muriendo.

Compadeciéndose entonces Zeus, inventa otro recurso y traslada su órganos genitales hacia la parte delantera, pues hasta entonces también éstos los tenían por fuera y engendraban y parían no los uso en los otros, sino en la tierra, como las cigarras. De esta forma, pues, cambió hacia la parte frontal sus órganos genitales y consiguió que mediante éstos tuviera lugar la generación en ellos mismos, a través de lo masculino en lo femenino, para que si en el abrazo se encontraba hombre con mujer, engendraran y siguiera existiendo la especie humana, pero, si se encontraba varón con varón, hubiera, al menos, satisfacción de su contacto, descansaran, volvieran a sus trabajos y se preocuparan de las demás cosas de la vida.

Desde hace tanto tiempo, pues, es el amor de los unos a los otros innato en los hombres y restaurador de la antigua naturaleza, que intenta hacer uno solo de dos y sanar la naturaleza humana. Por tanto, cada uno de nosotros es un símbolo de hombre, al haber quedado seccionado en dos de uno solo, como los lenguados.

Por esta razón, precisamente, cada uno está buscando siempre su propio símbolo. En consecuencia, cuantos hombres son sección de aquel ser de sexo común que entonces se llamaba andrógino son aficionados a las mujeres, y pertenece también a este género la mayoría de los adúlteros; y proceden también de él cuantas mujeres, a su vez, son aficionadas a los hombres y adúlteras. Pero cuantas mujeres son sección de mujer, no prestan mucha atención a los hombres, sino que están más inclinadas a las mujeres, y de este género proceden también las lesbianas.

Cuantos, por el contrario, son secciones de varón, persiguen a los varones y mientras son jóvenes, al ser rodajas de varón, aman a los hombres y se alegran de acostarse y abrazarse; éstos son los mejores de entre los jóvenes y adolescentes, ya que son los más viriles por naturaleza. Algunos dicen que son unos desvergonzados, pero se equivocan. Pues no hacen esto por desvergüenza, sino por audacia, hombría y masculinidad, abrazando lo que es similar a ellos.

Y una gran prueba de esto es que, llegados al término de su formación, los de tal naturaleza son los únicos que resultan valientes en los asuntos políticos. Y cuando son ya unos hombres, aman a los mancebos y no prestan atención por inclinación natural a los casamientos ni a la procreación de hijos, […] pues les basta vivir solteros todo el tiempo en mutua compañía. Por consiguiente, el que es de tal clase resulta, ciertamente, un amante de mancebos y un amigo del amante, ya que siempre se apega a lo que le está emparentado.

Pero, cuando se encuentran con aquella auténtica mitad de sí mismos, tanto el pederasta como cualquier otro, quedan entonces maravillosamente impresionados por afecto, afinidad y amor, sin querer, por así decirlo, separarse unos de otros ni siquiera por un momento. Éstos son los que permanecen unidos en mutua compañía a lo largo de toda su vida, y ni siquiera podrían decir qué desean conseguir realmente unos de otros. Pues a ninguno se le ocurriría pensar que ello fuera el contacto de las relaciones sexuales y que, precisamente por esto, el uno se alegra de estar en compañía del otro con tan gran empeño.

Antes bien, es evidente que el alma de cada uno desea otra cosa que no puede expresar, si bien adivina lo que quiere, y lo insinúa enigmáticamente. Y si mientras están acostados juntos se presentara Hefesto con sus instrumentos y les preguntara: «¿Qué es, realmente, lo que queréis, hombres, conseguir uno del otro?», y si al verlos perplejos volviera a preguntarles: «Acaso lo que deseáis es estar juntos lo más posible el uno del otro, de modo que ni de noche ni de día os separéis el uno del otro? Si realmente deseáis esto, quiero fundiros y soldaron en uno solo, de suerte que siendo dos lleguéis a ser uno, y mientras viváis, como si fuerais uno solo, viváis los dos en común y, cuando muráis, también allí en el Hades seáis uno en lugar de dos, muertos ambos a la vez. Mirad, pues, si deseáis esto y estaréis contentos si lo conseguís.»

Al oír estas palabras, sabemos que ninguno se negaría ni daría a entender que desea otra cosa, sino que simplemente creería haber escuchado lo que, en realidad, anhelaba desde hacía tiempo: llegar a ser uno solo de dos, juntándose y fundiéndose con el amado. Pues la razón de esto es que nuestra antigua naturaleza era como se ha descrito y nosotros estábamos íntegros. Amor es, en consecuencia, el nombre para el deseo y persecución de esta integridad.



Platón; Banquete, 384-379 a.C.